Los siguientes links hablan por sí solos...http://www.radiobiobio.cl/2010/03/17/concejal-de-los-angeles-es-detenidos-tras-ser-sorprendido-con-2-bolsas-de-cocaina/
http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/03/17/concejal-rn-sorprendido-con-dos-bolsas-de-cocaina-administraba-centro-de-rehabilitacion-de-drogas/
jueves, 18 de marzo de 2010
jueves, 11 de marzo de 2010
PARA AYUDAR EN MEDIO DE LA CRISIS

Uno de los grandes problemas que enfrentan los profesionales y voluntarios que intervienen en la zona de desastre, es encontrar herramientas para entregar una respuesta oportuna y tranquilizadora en medio de la crisis que nuestro país está viviendo.
En razón de esto, la página de la Sociedad Chilena de Psicología de la Emergencia ha publicado una serie de cartillas de apoyo para profesionales y voluntarios vinculados a la situación que se vive por causa del "F27" (así designó al terremoto un twittero),y sus constantes réplicas, les dejo la dirección: http://www.sochped.cl
miércoles, 10 de marzo de 2010
Jóvenes chilenos son los mayores consumidores de droga, tabaco y alcohol en Sudamérica
(EFE).- Los jóvenes chilenos están a la cabeza en el consumo de marihuana, tabaco, pasta base y sustancias inhalables, entre los países de la cordillera andina más Argentina y Uruguay, según un informe publicado hoy por la Organización de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas.
El estudio fue realizado a partir de una muestra aleatoria de 170.000 escolares de entre 13 y 17 años, de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay.
Los jóvenes chilenos ocupan el primer puesto en consumo de marihuana, con un porcentaje que ronda el 23 por ciento, al igual que ocurre con el tabaco (68 por ciento), las sustancias inhalables, y la pasta base, que se utiliza en el proceso de fabricar cocaína y que consume el 2,8 por ciento de los jóvenes de este país.
El informe revela, como el "dato más preocupante", la precocidad de los jóvenes de la región en el consumo de la marihuana, ya que el 42 por ciento de los consumidores ha experimentado por primera vez con ella antes de los 15 años.
En el caso de Chile, el porcentaje de estudiantes que afirmó que había probado esta sustancia dobla al promedio de toda la región, al situarse en un 22,7 por ciento frente al 11 por ciento de media.
El país que le sigue es Uruguay, con 18,3%, un porcentaje que desciende en casi siete puntos en Argentina (11,6%) y que está lejos de los de Ecuador (6,8%), Bolivia (5,6%) y Perú (4%).
Pero aunque ésta es la sustancia ilícita más generalizada, el alcohol es el más consumido en estos países, ya que siete de cada diez escolares entrevistados lo probaron alguna vez en sus vidas.
Las variaciones entre países llegan en algunos casos casi a doblarse, como en Ecuador y Uruguay, donde un 80 por ciento de jóvenes probaron el alcohol, frente al 43 por ciento de estudiantes bolivianos.
Entre esos extremos, están Chile (75,3%) y Argentina (73%), con los porcentajes más altos, mientras que el consumo de alcohol en Perú sobrepasa la mitad de la población juvenil (52,6%).
Por sexo, los hombres son en casi todos los países los mayores consumidores de bebidas alcohólicas, excepto en Chile, donde las prevalencias son similares y se sitúan en alrededor de un 53 por ciento en ambos casos.
Otras sustancias ilegales son la cocaína, con un promedio de consumo de 2,2 por ciento, que puede variar del 1,4 por ciento en Perú, al 3,5 por ciento en Uruguay.
La pasta base, un producto intermedio en la producción de clorhidrato de cocaína, presenta porcentajes menores, un 1,4 por ciento de media, pero con extremos que pasan del 0,6 por ciento de Ecuador al 2,8 por ciento de Chile.
Como droga legal, el tabaco se ha generalizado entre los jóvenes de la región, especialmente en Chile, donde un 67,9 por ciento afirmó haberlo probado alguna vez en su vida.
Ecuador (48,8%), Uruguay (47,9%) y Argentina (47,2%) fueron los siguientes países con mayor consumo, mientras que en Perú y Bolivia los porcentajes disminuyen hasta 41,1 y 37,4 por ciento, respectivamente.
Las sustancias inhalables, como el pegamento u otros productos que suelen asociarse a poblaciones jóvenes marginales, son más consumidas en Chile (7,8%) y Ecuador (6%), mientras que en Bolivia, Uruguay, Argentina y Perú, los porcentajes oscilan en un 4 por ciento.
El documento sintetiza también las disparidades en el consumo entre países, y las tendencias en la disponibilidad y la percepción del riesgo de estas sustancias.
El estudio fue conducido por profesionales de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay con el asesoramiento técnico de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la OEA y la Oficina contra las Drogas y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés) de la ONU.(tomado del Austral Temuco, http://www.australtemuco.cl/prontus4_noticias/site/artic/20100310/pags/20100310200148.html)
El estudio fue realizado a partir de una muestra aleatoria de 170.000 escolares de entre 13 y 17 años, de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay.
Los jóvenes chilenos ocupan el primer puesto en consumo de marihuana, con un porcentaje que ronda el 23 por ciento, al igual que ocurre con el tabaco (68 por ciento), las sustancias inhalables, y la pasta base, que se utiliza en el proceso de fabricar cocaína y que consume el 2,8 por ciento de los jóvenes de este país.
El informe revela, como el "dato más preocupante", la precocidad de los jóvenes de la región en el consumo de la marihuana, ya que el 42 por ciento de los consumidores ha experimentado por primera vez con ella antes de los 15 años.
En el caso de Chile, el porcentaje de estudiantes que afirmó que había probado esta sustancia dobla al promedio de toda la región, al situarse en un 22,7 por ciento frente al 11 por ciento de media.
El país que le sigue es Uruguay, con 18,3%, un porcentaje que desciende en casi siete puntos en Argentina (11,6%) y que está lejos de los de Ecuador (6,8%), Bolivia (5,6%) y Perú (4%).
Pero aunque ésta es la sustancia ilícita más generalizada, el alcohol es el más consumido en estos países, ya que siete de cada diez escolares entrevistados lo probaron alguna vez en sus vidas.
Las variaciones entre países llegan en algunos casos casi a doblarse, como en Ecuador y Uruguay, donde un 80 por ciento de jóvenes probaron el alcohol, frente al 43 por ciento de estudiantes bolivianos.
Entre esos extremos, están Chile (75,3%) y Argentina (73%), con los porcentajes más altos, mientras que el consumo de alcohol en Perú sobrepasa la mitad de la población juvenil (52,6%).
Por sexo, los hombres son en casi todos los países los mayores consumidores de bebidas alcohólicas, excepto en Chile, donde las prevalencias son similares y se sitúan en alrededor de un 53 por ciento en ambos casos.
Otras sustancias ilegales son la cocaína, con un promedio de consumo de 2,2 por ciento, que puede variar del 1,4 por ciento en Perú, al 3,5 por ciento en Uruguay.
La pasta base, un producto intermedio en la producción de clorhidrato de cocaína, presenta porcentajes menores, un 1,4 por ciento de media, pero con extremos que pasan del 0,6 por ciento de Ecuador al 2,8 por ciento de Chile.
Como droga legal, el tabaco se ha generalizado entre los jóvenes de la región, especialmente en Chile, donde un 67,9 por ciento afirmó haberlo probado alguna vez en su vida.
Ecuador (48,8%), Uruguay (47,9%) y Argentina (47,2%) fueron los siguientes países con mayor consumo, mientras que en Perú y Bolivia los porcentajes disminuyen hasta 41,1 y 37,4 por ciento, respectivamente.
Las sustancias inhalables, como el pegamento u otros productos que suelen asociarse a poblaciones jóvenes marginales, son más consumidas en Chile (7,8%) y Ecuador (6%), mientras que en Bolivia, Uruguay, Argentina y Perú, los porcentajes oscilan en un 4 por ciento.
El documento sintetiza también las disparidades en el consumo entre países, y las tendencias en la disponibilidad y la percepción del riesgo de estas sustancias.
El estudio fue conducido por profesionales de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay con el asesoramiento técnico de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la OEA y la Oficina contra las Drogas y el Delito (UNODC, por su sigla en inglés) de la ONU.(tomado del Austral Temuco, http://www.australtemuco.cl/prontus4_noticias/site/artic/20100310/pags/20100310200148.html)
martes, 23 de febrero de 2010
GENERAN ESTRATEGIAS PARA PREVENIR LA LUDOPATIA
En España
Dentro del fenómeno de las adicciones, se ha confirmado en los últimos años, la existencia de una variante llamada “Adicciones no Tóxícas” y que se caracteriza por cumplir con los mismos criterios que permiten identificar las adicciones a sustancias pero que se refiere a la compulsión que tienen algunas personas en relación a los juegos de azar, que hasta hace algunos años ,se limitaba solo a los llamados Casinos de Juegos”, o la la típica compra de boletos de la Loteria, Polla u otros similares, pero, que en los tiempos se ha masificado con la aparición de las maquinas tragamonedas, que para algunos expertos son solo juegos de habilidad, lo que ha permitido su proliferación.
Como sea, los juegos de azar, en cualquiera de las variantes que se consideren, tienen asociado el riesgo de adicción psicológica, y aun cuando en chile no se ha registrados estudios que determinen su nivel, es fácil determinar que poco a poco están atrayendo adeptos.
En países como España, ya han comenzado campañas que encienden una voz de alerta ante esta situación, y por ello se han generado acciones, donde tanto el voluntariado social como las organizaciones involucradas en la temática de las adicciones se han hecho presente...
¿De que forma podemos aportar para que en Chile logremos algo similar?
Les dejo un video de lo que la Fundación PATIM ha realizado en las calles de Castellón de la Plana
(Leer toda la nota)
Dentro del fenómeno de las adicciones, se ha confirmado en los últimos años, la existencia de una variante llamada “Adicciones no Tóxícas” y que se caracteriza por cumplir con los mismos criterios que permiten identificar las adicciones a sustancias pero que se refiere a la compulsión que tienen algunas personas en relación a los juegos de azar, que hasta hace algunos años ,se limitaba solo a los llamados Casinos de Juegos”, o la la típica compra de boletos de la Loteria, Polla u otros similares, pero, que en los tiempos se ha masificado con la aparición de las maquinas tragamonedas, que para algunos expertos son solo juegos de habilidad, lo que ha permitido su proliferación.
Como sea, los juegos de azar, en cualquiera de las variantes que se consideren, tienen asociado el riesgo de adicción psicológica, y aun cuando en chile no se ha registrados estudios que determinen su nivel, es fácil determinar que poco a poco están atrayendo adeptos.
En países como España, ya han comenzado campañas que encienden una voz de alerta ante esta situación, y por ello se han generado acciones, donde tanto el voluntariado social como las organizaciones involucradas en la temática de las adicciones se han hecho presente...
¿De que forma podemos aportar para que en Chile logremos algo similar?
Les dejo un video de lo que la Fundación PATIM ha realizado en las calles de Castellón de la Plana
(Leer toda la nota)
jueves, 18 de febrero de 2010
¿DONDE ESTA EL PROBLEMA ?
Adolescentes, alcohol y accidentes de tránsito
Aún cuando, las estadísticas muestran una importante baja en la ocurrencia de accidentes durante este verano, no deja de llamar la atención el que en estos últimos días hallamos sido sorprendidos e impactados por las crudas imágenes que nos muestran los medios de comunicación, referentes a menores de edad, quienes, en algunos casos bajo la influencia del alcohol han participado en algún evento relacionado con la conducción irresponsable y que ha tenido como resultado, la incapacidad física o muerte de alguna persona, que también son menores. Consideremos sólo tres de los últimos episodios; Camioneta que se volcó cuando era seguida por carabineros, un muerto; auto que chocó cuando jóvenes que habían robado un auto volvían de una fiesta en la costa central, tres muertos; un menor muerto cuando es atropellado por un vehículo sacado sin permiso de su padre en Valparaíso.
Entonces, la pregunta, que nos hacemos ante estos acontecimientos, es: ¿quién tiene la culpa?, unos acusan a las unidades de control, otros a la familia, a los proveedores de alcohol y a las autoridades, quienes tienen la responsabilidad de generar las políticas necesarias para la prevención y adquisición de practicas de autocuidado, a fin de evitar este tipo de situaciones.
Buscar culpables no es la solución a la problemática, mas bien, retrasa la oportunidad de generar soluciones activas y pertinentes. Una rápida mirada a los acontecimientos, nos permite encontrar importantes variables que nos sirven de indicadores y son suficientes para generar una reflexión en torno a los elementos y actores que se confabulan para gatillar situaciones similares a las anteriormente expuestas, entre estos indicadores se observa:
La corta edad de los actores, tanto víctimas como victimarios son en un alto porcentaje adolescentes.
En los tres casos, los menores no tenían autorización para usar los vehículos involucrados.
El alcohol era actor importante en casi todos los eventos considerados
Estos elementos, nos permiten visualizar la situación, y de acuerdo a esto, entonces, buscar respuestas y construir soluciones, ojala, no desde la comodidad de los escritorios y con modelos de intervención estereotipados, construidos en base a estrategias externas, sino desde la práctica y el conocimiento de las realidades, lejos del discurso político inconsistente, en muchos casos, lleno de promesas y sin acción.
Con esto, es importante, entonces, no centrar nuestros esfuerzos en los efectos, osea plantear respuestas reactivas, sino, más bien, en las circunstancias, como una señal proactividad, a fin de entender la problemática y responder eficientemente ante el desafío de disminuir las situaciones de riesgo asociadas tanto al consumo de alcohol, como a las reacciones inesperadas de nuestros jóvenes, por lo que, se hace necesario, replantearnos la mirada sobre como está actuando nuestra juventud y poner en la balanza lo que como sociedad, estamos haciendo en respuesta a la voz de alerta que nos presentan los acontecimientos.
Generemos, entonces, espacios de diálogo, con todos los involucrados y permítasenos opinar, escuchar y responder a los desafíos que nos plantea la situación, siendo congruentes con nuestro discurso de libertad y derechos, sin pasar por alto nuestras mutuas responsabilidades en cada uno de los niveles en que nos relacionamos con la temática.
Aún cuando, las estadísticas muestran una importante baja en la ocurrencia de accidentes durante este verano, no deja de llamar la atención el que en estos últimos días hallamos sido sorprendidos e impactados por las crudas imágenes que nos muestran los medios de comunicación, referentes a menores de edad, quienes, en algunos casos bajo la influencia del alcohol han participado en algún evento relacionado con la conducción irresponsable y que ha tenido como resultado, la incapacidad física o muerte de alguna persona, que también son menores. Consideremos sólo tres de los últimos episodios; Camioneta que se volcó cuando era seguida por carabineros, un muerto; auto que chocó cuando jóvenes que habían robado un auto volvían de una fiesta en la costa central, tres muertos; un menor muerto cuando es atropellado por un vehículo sacado sin permiso de su padre en Valparaíso.
Entonces, la pregunta, que nos hacemos ante estos acontecimientos, es: ¿quién tiene la culpa?, unos acusan a las unidades de control, otros a la familia, a los proveedores de alcohol y a las autoridades, quienes tienen la responsabilidad de generar las políticas necesarias para la prevención y adquisición de practicas de autocuidado, a fin de evitar este tipo de situaciones.
Buscar culpables no es la solución a la problemática, mas bien, retrasa la oportunidad de generar soluciones activas y pertinentes. Una rápida mirada a los acontecimientos, nos permite encontrar importantes variables que nos sirven de indicadores y son suficientes para generar una reflexión en torno a los elementos y actores que se confabulan para gatillar situaciones similares a las anteriormente expuestas, entre estos indicadores se observa:
La corta edad de los actores, tanto víctimas como victimarios son en un alto porcentaje adolescentes.
En los tres casos, los menores no tenían autorización para usar los vehículos involucrados.
El alcohol era actor importante en casi todos los eventos considerados
Estos elementos, nos permiten visualizar la situación, y de acuerdo a esto, entonces, buscar respuestas y construir soluciones, ojala, no desde la comodidad de los escritorios y con modelos de intervención estereotipados, construidos en base a estrategias externas, sino desde la práctica y el conocimiento de las realidades, lejos del discurso político inconsistente, en muchos casos, lleno de promesas y sin acción.
Con esto, es importante, entonces, no centrar nuestros esfuerzos en los efectos, osea plantear respuestas reactivas, sino, más bien, en las circunstancias, como una señal proactividad, a fin de entender la problemática y responder eficientemente ante el desafío de disminuir las situaciones de riesgo asociadas tanto al consumo de alcohol, como a las reacciones inesperadas de nuestros jóvenes, por lo que, se hace necesario, replantearnos la mirada sobre como está actuando nuestra juventud y poner en la balanza lo que como sociedad, estamos haciendo en respuesta a la voz de alerta que nos presentan los acontecimientos.
Generemos, entonces, espacios de diálogo, con todos los involucrados y permítasenos opinar, escuchar y responder a los desafíos que nos plantea la situación, siendo congruentes con nuestro discurso de libertad y derechos, sin pasar por alto nuestras mutuas responsabilidades en cada uno de los niveles en que nos relacionamos con la temática.
martes, 9 de febrero de 2010
Camboya usa terapia carcelaria para enfrentar drogadicción
PHNOM PENH.- Flexiones, carreras, trabajos forzados, palizas y vejaciones: así es como se trata la adicción a las drogas en los centros de rehabilitación públicos de Camboya, donde los toxicómanos viven en régimen penitenciario y bajo una férrea disciplina militar.
"Nos obligaban a andar de rodillas desnudos, nos azotaban con cables eléctricos", explica Khun Seiha, un joven de 22 años que pasó dos veces por el centro de Chom Chao, en Phnom Penh, la primera cuando tenía 13 años.
"Hacíamos gimnasia por la mañana y nos pegaban si lo hacíamos mal", recuerda Chan Ñañ, otro camboyano que estuvo en Chom Chao en tres ocasiones.
Ambos eran chicos de la calle enganchados a la metanfetamina y la cola cuando ingresaron en la institución tras ser arrestados por la Policía en una de las periódicas "operaciones de limpieza" que las autoridades practican para embellecer las zonas turísticas.
"Aquello funciona como una prisión. Si te portas mal, te encierran en una habitación oscura y de allí no sales", afirma Chan.
La estancia, que puede durar algunos meses o hasta años, concluye cuando la dirección lo determina, el interno se fuga o un familiar soborna a los celadores, tres opciones que el propio Chan ensayó.
En Battambang, la segunda ciudad del país, unos cincuenta jóvenes con la cabeza rapada y pantalón corto hacen ejercicio en el patio de un cuartel de la Policía Militar.
"Yamma", contesta el guardia apostado en la entrada al ser preguntado por el tipo de drogadictos.
"Aquí estamos todos en rehabilitación por drogas. Yo llevo un año y medio. Creo que podré salir en un año", asegura Tony, uno de los internos.
"Hacer ejercicio es bueno para la salud", afirma el joven evasivamente al notar la proximidad de un guarda.
Con 53 testimonios como los citados, Human Rights Watch (HRW) redactó el informe "Skin on the cable", que denuncia todo tipo de abusos y malos tratos en los once centros de rehabilitación abiertos en Camboya y que gestionan el Ministerio de Asuntos Sociales, la Policía o el Ejército.
Las autoridades camboyanas han calificado el documento de "completamente inaceptable" y "perjudicial".
"Hemos detectado casos de palizas, azotes, golpes con bastones eléctricos, trabajos forzados e incluso violaciones. Pero a parte de los abusos, lo que se llama la rehabilitación no es otra cosa que ejercicio físico e instrucción militar", explica a Efe Joe Amon, director de la división de Salud y Derechos Humanos de HRW.
No todos los internos ingresan a los centros después de ser arrestados, muchos lo hacen a petición de familiares que llegan a pagar a la Policía para que irrumpa en su propio domicilio y se lo lleve.
"Hay familias que creen que estos son centros de tratamiento de verdad. Muchas veces están desesperados, no saben adónde ir, pero en realidad el tipo de tratamiento que se da son abusos de todo tipo", resume Amon.
HRW recuerda que, según la Organización Mundial de la Salud, sólo un uno por ciento de las personas internadas en estos centros se libra de la adicción.
"No es sorprendente. No reciben un tratamiento adecuado y normalmente salen peor de lo que entraron", dice Amon, quien al igual que la Agencia contra el Sida de Naciones Unidas considera que estas instituciones son ilegales y tendrían que ser cerradas.
Para Chan y Khun el paso por Chom Chao no fue del todo negativo, hoy viven y trabajan en un centro de acogida para niños de la calle desenganchados de las drogas.
"Cuando estás encerrado no puedes encontrar drogas. Esto funciona. El problema es la violencia de la Policía y que no tienes libertad", dice Khun.
No obstante, 2.400 toxicómanos, un 20 por ciento de ellos menores de edad, entraron en la red en 2008 (tomado de www.emol.cl)
"Nos obligaban a andar de rodillas desnudos, nos azotaban con cables eléctricos", explica Khun Seiha, un joven de 22 años que pasó dos veces por el centro de Chom Chao, en Phnom Penh, la primera cuando tenía 13 años.
"Hacíamos gimnasia por la mañana y nos pegaban si lo hacíamos mal", recuerda Chan Ñañ, otro camboyano que estuvo en Chom Chao en tres ocasiones.
Ambos eran chicos de la calle enganchados a la metanfetamina y la cola cuando ingresaron en la institución tras ser arrestados por la Policía en una de las periódicas "operaciones de limpieza" que las autoridades practican para embellecer las zonas turísticas.
"Aquello funciona como una prisión. Si te portas mal, te encierran en una habitación oscura y de allí no sales", afirma Chan.
La estancia, que puede durar algunos meses o hasta años, concluye cuando la dirección lo determina, el interno se fuga o un familiar soborna a los celadores, tres opciones que el propio Chan ensayó.
En Battambang, la segunda ciudad del país, unos cincuenta jóvenes con la cabeza rapada y pantalón corto hacen ejercicio en el patio de un cuartel de la Policía Militar.
"Yamma", contesta el guardia apostado en la entrada al ser preguntado por el tipo de drogadictos.
"Aquí estamos todos en rehabilitación por drogas. Yo llevo un año y medio. Creo que podré salir en un año", asegura Tony, uno de los internos.
"Hacer ejercicio es bueno para la salud", afirma el joven evasivamente al notar la proximidad de un guarda.
Con 53 testimonios como los citados, Human Rights Watch (HRW) redactó el informe "Skin on the cable", que denuncia todo tipo de abusos y malos tratos en los once centros de rehabilitación abiertos en Camboya y que gestionan el Ministerio de Asuntos Sociales, la Policía o el Ejército.
Las autoridades camboyanas han calificado el documento de "completamente inaceptable" y "perjudicial".
"Hemos detectado casos de palizas, azotes, golpes con bastones eléctricos, trabajos forzados e incluso violaciones. Pero a parte de los abusos, lo que se llama la rehabilitación no es otra cosa que ejercicio físico e instrucción militar", explica a Efe Joe Amon, director de la división de Salud y Derechos Humanos de HRW.
No todos los internos ingresan a los centros después de ser arrestados, muchos lo hacen a petición de familiares que llegan a pagar a la Policía para que irrumpa en su propio domicilio y se lo lleve.
"Hay familias que creen que estos son centros de tratamiento de verdad. Muchas veces están desesperados, no saben adónde ir, pero en realidad el tipo de tratamiento que se da son abusos de todo tipo", resume Amon.
HRW recuerda que, según la Organización Mundial de la Salud, sólo un uno por ciento de las personas internadas en estos centros se libra de la adicción.
"No es sorprendente. No reciben un tratamiento adecuado y normalmente salen peor de lo que entraron", dice Amon, quien al igual que la Agencia contra el Sida de Naciones Unidas considera que estas instituciones son ilegales y tendrían que ser cerradas.
Para Chan y Khun el paso por Chom Chao no fue del todo negativo, hoy viven y trabajan en un centro de acogida para niños de la calle desenganchados de las drogas.
"Cuando estás encerrado no puedes encontrar drogas. Esto funciona. El problema es la violencia de la Policía y que no tienes libertad", dice Khun.
No obstante, 2.400 toxicómanos, un 20 por ciento de ellos menores de edad, entraron en la red en 2008 (tomado de www.emol.cl)
martes, 26 de enero de 2010
¿POR QUE NUESTROS HIJOS CONSUMEN ALCOHOL?
Alcohol y juventud son dos elementos que no pueden ir por una misma senda, ya que al unirse, provocan una combinación de alto riesgo, donde, por un lado, la inexperiencia, la inmadurez psíquica y biológica de los jóvenes y por el otro, los efectos depresores del sistema nervioso central que produce el alcohol, hacen, que el adolescente, pierda muy rápidamente el control de sí mismo, a causa de las alteraciones psicomótoras que produce la intoxicación alcohólica, llevándolo, de este modo, ha enfrentar hechos y situaciones sin control de sí mismo.
Son varios, los indicadores, que muestran que en los últimos tiempos, los adolescentes y jóvenes, han aumentado su consumo de alcohol, entre ellos, encontramos, el grave aumento de accidentes de transito, donde la principal característica es la presencia de jóvenes bajo la influencia del alcohol. Otro indicador que se observa, es el aumento de jóvenes que se ponen de acuerdo para beber en espacios públicos como plazas, parques o playas.
De acuerdo a las cifras que entrega la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito el 14% de los accidentes ocurridos el año 2008 tuvo relación con el consumo de alguna bebida alcohólica. Y el último estudio de Conace para Población General (2008), indica que el 49.8% de la población de nuestro país, ha consumido alcohol al menos una vez en el último mes, cifra que si bien ha tenido una importante disminución (8ptos) en relación al estudio anterior (2006), aún es alta y es un interesante indicador sobre las conducta de consumo de alcohol de los chilenos.
Las causas gatillantes del consumo de alcohol en los jóvenes son muchas, y claramente podemos distinguir entre ellas, por ejemplo, la excesiva oferta que se recibe a través de la televisión, la que, pese a que se hace en horario, en que se supone que nuestros hijos duermen, y en el que por normativa, las empresas televisivas están autorizadas a transmitir programación para mayores de 18 años, presentan una oferta y consumo de alcohol muy cercana a cualquier norma. También, hemos de reconocer que, en esto, juega un importante papel, el rol de los padres, quienes, tenemos la responsabilidad de impartir pautas y normas de autocuidado a nuestros hijos, a fin de que aprendan a ser resolutivos y moderados frente a la oferta u oportunidad de consumo de alcohol. A todo lo anterior agregamos también la idealización del consumo, donde, de acuerdo a la sociedad moderna toda celebración debe hacerse con alcohol, esto desde el brindis por el nacimiento hasta el trago de vino para soportar la pena de la partida, pasando por el cacho de chicha para el Dieciocho y el cola de mono para Navidad, en fin, se reafirma el dicho de que ninguna celebración es tal, si no se riega con un poco de alcohol.
Si a todas estas causas agregamos la vulnerabilidad psicológica del adolescente, que lo hace permeable ante cualquier influencia externa, indudablemente, encontraremos que al final, la sumatoria de los factores de riesgo sobrepasa a los factores protectores, por lo cual se hace necesario generar espacios de dialogo a fin de generar estrategias que brinden atención oportuna y eficaz a la problemática a la vez que se aumentan los espacios preventivos donde el principal beneficiado es el adolescente.
Son varios, los indicadores, que muestran que en los últimos tiempos, los adolescentes y jóvenes, han aumentado su consumo de alcohol, entre ellos, encontramos, el grave aumento de accidentes de transito, donde la principal característica es la presencia de jóvenes bajo la influencia del alcohol. Otro indicador que se observa, es el aumento de jóvenes que se ponen de acuerdo para beber en espacios públicos como plazas, parques o playas.
De acuerdo a las cifras que entrega la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito el 14% de los accidentes ocurridos el año 2008 tuvo relación con el consumo de alguna bebida alcohólica. Y el último estudio de Conace para Población General (2008), indica que el 49.8% de la población de nuestro país, ha consumido alcohol al menos una vez en el último mes, cifra que si bien ha tenido una importante disminución (8ptos) en relación al estudio anterior (2006), aún es alta y es un interesante indicador sobre las conducta de consumo de alcohol de los chilenos.
Las causas gatillantes del consumo de alcohol en los jóvenes son muchas, y claramente podemos distinguir entre ellas, por ejemplo, la excesiva oferta que se recibe a través de la televisión, la que, pese a que se hace en horario, en que se supone que nuestros hijos duermen, y en el que por normativa, las empresas televisivas están autorizadas a transmitir programación para mayores de 18 años, presentan una oferta y consumo de alcohol muy cercana a cualquier norma. También, hemos de reconocer que, en esto, juega un importante papel, el rol de los padres, quienes, tenemos la responsabilidad de impartir pautas y normas de autocuidado a nuestros hijos, a fin de que aprendan a ser resolutivos y moderados frente a la oferta u oportunidad de consumo de alcohol. A todo lo anterior agregamos también la idealización del consumo, donde, de acuerdo a la sociedad moderna toda celebración debe hacerse con alcohol, esto desde el brindis por el nacimiento hasta el trago de vino para soportar la pena de la partida, pasando por el cacho de chicha para el Dieciocho y el cola de mono para Navidad, en fin, se reafirma el dicho de que ninguna celebración es tal, si no se riega con un poco de alcohol.
Si a todas estas causas agregamos la vulnerabilidad psicológica del adolescente, que lo hace permeable ante cualquier influencia externa, indudablemente, encontraremos que al final, la sumatoria de los factores de riesgo sobrepasa a los factores protectores, por lo cual se hace necesario generar espacios de dialogo a fin de generar estrategias que brinden atención oportuna y eficaz a la problemática a la vez que se aumentan los espacios preventivos donde el principal beneficiado es el adolescente.
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